jueves, noviembre 6

Pequeña suedo-historia de cómo casi un ser azulado encuentra la poesía



¿Y qué haces tú

caminando por las calles de Santiago

como si no fuera el mismo lugar

en donde las voces se hinchaban de alegría

y la ilusión y los sueños

brotaban por las alcantarillas

mientras que los viejos de alma

se perdían dentro de las farmacias

para no volver a aparecer?


En los suelos de las calles de Santiago vive la poesía.

Está dicha y escrita en los adoquines y en las veredas.

Los libros, repletos de versos, no son más que una simple y burda fotografía, o bien, el simple reflejo de un verso que habita bajo un chicle aplastado en pleno barrio bellavista o en alguna plaza, grabado justo debajo de donde está pisando un zapato, bien a mal traer, del tipo que vende helados y que está entre un semáforo y otro semáforo de la esquina.

La poesía nos clama a gritos bajo nuestros zapatos cuando atravesamos la plaza de armas y reaparecen los cantos de siempre bajo las uñas de los pájaros de manera imperceptible, nos claman por una mirada y algo de atención, pero los aplastamos a cada momento y si algún ser azulado mira desconcertado a su alrededor, como buscando algo perdido, por medio segundo, y no alcanza ni a tropezar ni a olvidar su dirección, se sabe en ese mismo instante que acaba de estar a medio milímetro de escuchar sus versos que gritan bajo sus pies y entonces los busca.

Pero se ve rodeado de oficinistas caminando y chocando con sus maletines y se coordinan inconscientemente, todo el tiempo de manera que esconden a la poesía, no la dejan respirar para lanzar el grito definitivo, el ser azulado no logra encontrarlos, y están ahí ocultos bajo sus pies sudorosos. Entonces continúa éste su camino, resignándose a contentarse con la simple fotografía que lleva dentro del bolso, entre dos papeles absurdos, eso que es lo más cercano a la poesía.


Así decían unos versos a los pies del Santa Lucía, justo bajo una banquita, en plena alameda.

1 comentario:

Gitano dijo...

jajaja que cool! si en verdá santiago chorrea sangre que es poesía.

x alguna razón me gustó caleta que dijieras que los sueños e ilusiones salían de las alcantarillas.

(: besos.